Desde la ventana de la casa de mi tía Carmen se divisa a lo lejos el horizonte Carúpano; imponente sobre la majestuosidad del paisaje. Es un habito levantarse en estas tierras frías y paramunas mas temprano que el sol, para cumplir con las faenas del campo. Pero aun mas, bajo el calor de la cocina y con los primeros destellos del alba; es costumbre pararse en la ventana y contemplar la belleza del paisaje que se pinta de tonalidades con las luz de nuestra estrella madre.
Al fondo mas allá del cruce de caminos que conlleva a Torca, se vislumbra el cerro del platanillo
