“Llegara la hora
en que nuestro silencio será mucho más elocuente que las voces que
ustedes estrangulan hoy”.
Esta fueron las palabras de Augusto Spies antes de que se soltara el muelle que
sujetaba la trampa de caldaso que
sostenía la soga para ahorcarlo. Su crimen, a ver defendido y organizado a
finales del siglo XIX, a los trabajadores de las fábricas de Chicago para que exigieran y reclamaran ante la
explotación y las condiciones de trabajo indignas al que eran sometidos
por los patronos.
Ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho
horas de ocio fueron sus demandas y sus
consignas.
El primero de mayo es un homenaje al trabajador, al
hombre, a la mujer que con su esfuerzo y su sudor día a día produce. Es el día
internacional de la clase obrera. Es un homenaje Augusto Spies y los mártires
de chicago, que con su sacrificio y entrega ofrendaron sus vidas para que la
gente no fuera explotado en sus jornadas laborales y conquistaran sus ocho horas de trabajo.
Lastimosamente desde las últimas décadas del siglo
pasado, se han vuelto a incrementar las horas de trabajo; y las conquistas históricas de los trabajadores
del siglo XIX y XX han venido siendo desmanteladas gradualmente, mientras se
instala un régimen de trabajo que
cínicamente llaman flexibilización laboral y que
no es más que la contratación por poco tiempo
y muchas veces sin prestaciones sociales
las cuales tiene que asumir el
trabajador.
Hoy campea el desempleo en las ciudades colombianas y la informalidad
es el sustento diario de millones de hogares, que en el trabajo del rebusque diario
llevan el sostén a la familia, mientras el presidente de turno quiere aumentar la edad de
jubilación de las mujeres a 62
años y los hombres a 67 como si fuera un
castigo divino el trabajar; mientras ellos los de cuello blanco, se endosan elevadas
pensiones y aumentan su nivel salarial.
El primero de Mayo día del trabajo, día para
conmemorar las luchas históricas de quienes ofrendaron sus vidas por mejores
condiciones laborales; día de calle y lucha
para enarbolar las banderas de su causa, y entonar la consigna aún más
vigente de las 8 horas de trabajo, 8
horas de estudio y 8 ocho de descanso y ocio
Vivimos para trabajar o
trabajamos para vivir.
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