jueves, 22 de noviembre de 2012

MARCOS TULIO Y SU SOPA DE FE Y ESPERANZA






Los habitantes de la calle de Villavicencio andan de luto. Hace un par de días murió Marco Tulio García Ortiz, un hombre que junto a su familia y los vecinos de su barrio la vega, desarrollo una noble labor caritativa  de darle de  comer y beber a esos  hombres de carne y hueso que por situaciones de la vida, terminan consumidos en el mundo de la droga. Ellos, los llamados  desechables, los indigentes, los habitantes de la calle, lo conocieron en su loable labor de compartirles una sopa caliente un jueves semanal.

Marco tulio García Ortiz, oriundo de Cundinamarca, había llegado a Villavicencio por cuestiones laborales, y se quedó viviendo en la ciudad  durante treinta años. Trabajo en el banco ganadero  hasta que en uno de los recortes de personal, fue sacado después de  20  años de servicio. Como dice Janet su esposa; esa fue la luz que ilumino el camino para el apostolado que habría de comenzar allá por  el año 2000 y que beneficiaria a más de 150 habitantes de la calle hasta el día de hoy.

Todos los jueves  a la cinco  cuando comenzaba el ocaso de la tarde, era común   ver a Marco Tulio alistar la olla al lado del garaje de su casa, en un acto que se consumía hasta las nueve de la noche, hora indicada para salir a repartir la sopa de los indigentes.

La idea de la sopa surgió porque  su hijo mayor  Marco Javier pertenecía a un grupo juvenil que repartía chocolate a los habitantes de la calle de Villavicencio.  Y antes de salir Javier para el seminario, les pidió a sus padres que la obra no finiquitara con su partida. Váyase tranquilo mijo le dijo Marcos, yo continuo con la labor y usted va ver que la vamos hacer  más grande.  Y  desde ese día hasta el presente, pasarían  476 jueves ininterrumpidos durante 13 años, en los que Marcos, Janet, Nidia, Cesar entre otros, fortalecerían el apostolado añadiéndole  la sopa, la colada,  el pan, el seco,  más la celebración  de la  novena de navidad.

Hoy de la sopa se benefician  entre 150 habitantes de la calle. El menú varia con los días y desde el lunes se empieza a trabajar de acuerdo a lo planeado. Son cinco las paradas que hacen  y que tienen establecidas donde los esperan los habitantes de la calle a eso de las diez de la noche para recibir su ración.  Por lo general son los mismos lugares donde pernotan y pasan la noche después de sus andanzas por la ciudad. La iglesia de san Benito, el YEP, el  Banco Ganadero, el Banco de Bogotá y el parque del Hacha son los lugares que dan testimonio y fe de la olla de la divina misericordia.

Siempre que les sobra se dirigen al machín de petróleo junto al rio Maizaro, otro punto de la ciudad que se vuelve morada de los habitantes de la calle cuando la noche se adentra para darle paso a la madrugada. Cualquier guapanelita y sopa es capricho antes de acostarse a esperar que emerja el mono y reactive su andar invisible por las calles de esta ciudad.

No todo ha sido fácil; durante años cocinaron con leña hasta que una señora que los veía preparar la sopa con leña les obsequio la estufa, luego llegaron los cilindros, las ollas, la picadora y las dos butaquitas para poder sentarse a repartirla. Al principio se iban  a pie con  palos atravesados en la olla para poderla cargar, pero un día llegaría el auxilio ininterrumpido del transporte. No han recibido ayuda del estado alguna y lo prefieren así porque las cosas de Dios no se contaminan, la de los hombres se corrompen dice doña Janeth y además el deseo de servir es el motor, Dios se encarga de ponerle las cosas.

El apostolado es conocido como La divina misericordia ya que este se sostiene  según palabras de Yaneth de la misericordia de Dios, reflejada en los corazones de la gente que aportan las ayudas necesarias para preparar la sopa. Fue escogido el día jueves porque de acuerdo a la tradición católica  este día se celebra la institución sagrada de la eucaristía como memorial de la pasión de Jesucristo y el mandato de la caridad fraterna. Es el día de la ultima cena donde Jesús ofreció su cuerpo y sangre al servicio  de los hombres a través del lavado de los pies. Además  Los jueves en todas las iglesias se expone el santísimo. Se ora por las vocaciones, el planeta, la humanidad. Y  decidieron que esa oración vaya acompañada de la obra.

 Marco Tulio siempre tuvo  la convicción profunda  de la fe y la creencia  de ayudar al prójimo sin esperar  nada a cambio. Hizo suya la frase del carpintero de Nazaret de que la dicha más grande radica en dar que recibir.  Y el se dedico a servirle a Dios,  después de salir del banco tuvo dos apostolados, su hijo y la sopa. Marcos hacia la sopa  sin prejuicios como si estuviera dedicada alguien importante. El sazón que le inyectaba era el amor al prójimo. Hermosa y bella palabra cristiana que muy poco se practica por estos días. No necesito ni un peso para hacer lo que hizo porque él decía que la fortaleza se la daba Dios.

Las cosas las hacía con amor, con empeño, con dedicación y con la virtud de ser desprendido de todo. En su memoria el trato preferencial no existía, todos eran iguales e importantes, no desprecio a nadie, no conoció el orgullo, la mentira, no era prepotente ni hablador, su espíritu como persona era  noble y sencillo. Hizo suya la frase cristiana de amaos los unos a los otros y traten a los demás como quisieran que fuesen tratados.

 Al jueves siguiente de muerto Marco Tulio  el postulado continúo. Cuando llegaron y supieron la noticia los habitantes de la calle, se quitaron sus gorros y guardaron silencio e hicieron la oración por don Marcos su ángel de la guarda.


Cuando llega el carro con la sopa ellos están listos esperando en fila. Son respetuosos y muchas veces cariñosos.  Son muchos años viviendo procesos con ellos, los conocen  a cada uno de ellos que se acercan a recibir su ración de sopa. Además en el apostolado están pendientes de su salud y su integridad física que es descuidada por el Estado, y a ellos muchas veces  les ha tocado  buscarlos en los puentes y los caños cuando no aparecen o están enfermos.

 Doña Yaneth dice que ellos les dan las gracias pero gracias a ellos el apostolado les ha dado disciplina, sacrificio, formación en valores constancia y dedicación. Bueno chuchito que  mañana no nos vaya faltar la sopa…. Lo que dios me dio a mí y no quise aprovechar se lo de a usted madrecita, dice Memin un habitante de la calle

Gracias al apostolado el premio recibido es la constancia, la disciplina, la persistencia y la perseverancia, pero  sobre todo el fortalecimiento del espíritu de servir al otro. Esta labor de 13 años está por encima de especializaciones y maestrías,  por encima de doctorados. Los ha formado como seres humanos en la noble condición humana.

 Anécdotas de esta noble y bella obra se cuentan  por  montón. Dice doña Yaneth que un jueves estaban preparando la sopa con leña porque se les acabo el gas, faltaban 20 platos y tenían la preocupación por que ya casi llegaba  la hora de salir. Doña Janeth  le pidió a Dios que le hiciera el milagrito con los platos y pasado unos minutos a su casa llego un señor  bien elegante en una camioneta manifestándole en que le podía colaborar; doña Janeth  le dijo que le faltaban 20 platos para poder repartir la sopa, él le dijo que se los conseguía y acto seguido se montó en su carro y se fue. Llena de alegría le dijo a Marcos que Dios le había enviado un ángel para el apostolado…. pero la preocupación volvió porque paso más de una hora y nada que llegaba el individuo;  hasta que apareció de repente no con 20 sino toda la camioneta llena de platos desechables. Diciéndoles  nunca se cansen de hacer esto. Yo era indigente, viví 10 años en la calle del Cartucho y por esta boca bajaron todas las porquerías posibles. Yo Salí adelante  porque un día unas señoras llevaron aguapanela a la calle del Cartucho, yo me iba a quitar la vida ese día y estaba sentado cuando  las vi llegar y una de ellas se acercó y me dijo mijo no va tomar guapanelita y se sentó en el andén hablar conmigo y vi en su rostro a Dios. Y desde esa noche empecé a salir de eso. Por eso estoy acá y llevo tiempo buscándolos porque a Bogotá llego la noticia de sus actos.

O el señor que aporto la camioneta para que Don Marcos su mujer Nancy y los demás miembros del apostolado en sus travesías a la hora de repartir las sopa la dejaran de hacerla a pie. Durante 10 años no ha fallado y siempre esta lista los jueves; y si la camioneta tiene una falla mecánica envía su remplazo.

O la historia bella de la abuela que desde hace 5 años ininterrumpidos, llega  a las tres de la tarde  a la casa de Marcos para  apórtale al apostolado su granito de arena. Nadie  sabe quién es pero su pastica  de magi  contribuye a la sazón de la sopa.

Hay una ciudad oculta a los ojos de la gente, la de los lugares nocturnos que se vuelven morada de los habitantes de la calle, de los  llamados desechables. Una ciudad que ignoramos  y que pasa de largo como si los indigentes no existieran.
Pero gracias a la labor del apostolado La divina misericordia, así como al espíritu de Marcos,  muchos de ellos han salido de esa situación difícil, mientras los otros  esperan con ansias los jueves para recibir su ración de sopa.

Hace unos días murió en Villavicencio Marco Tulio García Ortiz. Hombre de profunda fe religiosa, noble por naturaleza, dedicado al bello oficio de ayudar al prójimo, sus actos son  luz  que iluminan el camino. Hoy  podemos tener la certeza de que en algún lugar del universo cósmico,  en esa extensa geografía del espacio sideral,  Marcos estará acompañado al motor del universo y las once mil vírgenes,  rodeado de Ángeles, arcángeles y querubines; porque su loable labor acá en la tierra de ayudar al prójimo sin esperar nada a cambio; su empuje gallardo  de brindarle un plato de sopa a los nadie, a los habitantes de la calle, le  aseguro su tiquete para arribar a las puertas del cielo y  estar  a la diestra de Dios padre  por siempre y para siempre por todos los siglos de la eternidad.


Diego Andrés Díaz Jaramillo.
Docente Instituto Francisco Jose de Caldas.
Observatorio de la Ciudad.

martes, 20 de noviembre de 2012

AYER PERDIMOS Y PODEMOS SEGUIR PERDIENDO


Los pescadores de San Andrés y los cayos a su alrededor ya no podrán dedicarse a su noble oficio  como lo hacían antes. El día 19 de noviembre del 2012, el mar al que se adentraban antes de que apareciera el sol en el horizonte y del cual obtenían su sustento  diario, cambio su extensión para ser parte de Nicaragua. La noticia nos consternó a los colombianos que impotentes escuchábamos y mirábamos las noticias en vivo de la resolución de la haya,  recordando  cómo una vez más en la historia nacional, se perdía territorio patrio.

Primero fue el desmembramiento de la recién creada e independiente  Nueva Granada por el año 1830, que por los apetitos de autonomía de las elites regionales  que forjaron  la independencia; desemboco en lo que hoy es Colombia Venezuela y Ecuador. Luego vendría la separación de Panamá auspiciada y fraguada por los Estados Unidos en el calor de la guerra de los mil días entre liberales y conservadores en 1903. Para sumársele  la expoliación de gran  parte del trapecio amazónico en el conflicto colombo peruano de 1932, que termino con el tratado  de Salomón-Lozano extirpando del territorio nacional una parte de la amazonia; culminando con la entrega en 1952 por el presidente Roberto Urdaneta Arbeláez  del archipiélago de los Monjes en aguas marítimas de  la península de la Guajira.

Pareciera que en nuestra corta historia de vida nacional el desmembramiento del territorio fuera una constante auspiciado por intereses  que se traducen en la búsqueda del otrora Espacio vital para garantizar acceso a recursos naturales.  Ayer fue  el mar de los isleños, de  los pescadores caribeños, de los sanandresanos, de los colombianos. Hoy se propone desacatar el fallo de la corte, mientras se examinan posibles salidas. Tenemos la filosofía de Maturana: “perder es ganar”.

Ojala a futuro no tengamos que lamentarnos por las concesiones hechas a las multinacionales y las potencias que andan detrás de tierras estratégicas en Colombia (Para muestra un botón nuestros llanos orientales). Estamos a tiempo de evitar  la balcanización del país.

Ojala que esa indignación y clamor que retumbo por todos los rincones de la geografía nacional ante la pérdida de mar;  también mire hacia adentro del territorio continental  de esta Chichombia que se la están feriando con el beneplácito  de unos pocos, pero sobre todo con el silencio elocuente de todos.

Pd. Ojala  nuestros gobernantes al igual que los Nicaragüenses tramitemos reclamemos y exijamos la devolución de Panamá, y parte del trapecio amazónico que se perdió.


domingo, 11 de noviembre de 2012

INEM 40 AÑOS



Hoy cuando se cumplen 40 años de vida del Colegio INEM Luis López de Mesa no puedo evitar escribir unas palabras para una  de  las instituciones educativas por las que he pasado en mi  labor como docente y que siento me aporto muchísimo en  mi crecimiento profesional.
Recuerdo nítidamente que llegue  al Inem  el 16 de febrero del año 2009 no se si por cosas del destino o la divina providencia. Pero días antes cuando caminaba  por las cumbres del nevado del Cocuy recibí una llamada de mi madre  quien me manifestó que ya había sido escogido para ocupar una plaza pública como docente y solo había que  esperar a que sitio me mandaban. Durante mi regreso pensé en la institución educativa en la que me gustaría enseñar y en mi memoria se cruzaba el Inem sin conocer de él. Luego recibí una llamada de la secretaria de educación  preguntándome en que institución educativa me gustaría enseñar; y después  de mencionarme varias que ahora no recuerdo, entre ellas se encontraba el INEM  institución educativa por la cual me decidí.
El día que me presente llegue con incertidumbre. Era la primera vez que  trabajaba en Villavicencio ejerciendo como docente. Al primer sitio que arribe fue a unidad docente de donde me mandaron para la rectoría. Allí lleve mi hoja de vida y me le presente a la rectora encargada María del Carmen. Luego me dirigí  al departamento de ciencias sociales y me encontré con Irma, Comas y Nieto quienes amablemente  me  mostraron el departamento, el colegio y además  me ilustraron sobre el área de ciencias sociales. Al  otro día se acercó Hugo con la típica pregunta con lo que lo reciben uno. Usted juega Futbol? Y de ahí en adelante lo demás es historia.
Cuando arribe al Inem pensé que mi instancia iba a ser corta. El año anterior tenía planificado un viaje por América latina mochiliando, pero mi parecer cambio al optar  por quedarme acompañado a mis padres y permanecer un tiempo con ellos en Villavicencio. Pensaba que iba durar menos de un año pero por ahí paso la cuenta;  desde el primer día el colegio me atrapo y me genero la inemtidad que llevo en mi mente. 
Hoy  puedo expresar que tres  cosas fundamentales  guarda el INEM en su vientre entero y  son un modelo de virtud y ejemplo para la sociedad villavicense
La primera y más fundamental  es su gente la que habita  en el diario transcurrir del colegio en las horas de la mañana, en la tarde  o en la noche;  en los pasillos, salones oficinas y otros lugares. Hablo  de los estudiantes, de los profesores, los administrativos y servicios generales; ellos, son la espina dorsal de la institución, son el alma viva, los que llevan la voz cantante. Cada  uno es una pieza fundamental del engranaje de su funcionamiento, son la materia prima con la que se construye la identidad inemita, son componente básico y el calor humano que construye comunidad educativa.
 Los profesores que con sus saberes disciplinarios contribuyen a la formación del estudiantado, y son parte vital del colegio, el alma viva de la institución.
Los estudiantes que  en su proceso de formación   permanecen 6 años de su vida  adquiriendo y construyendo los conocimientos (perdón ahora se le llama competencia) pertinentes que les han de servir en su vida.
 Los trabajadores que con su energía proporcionan el sostén  de la institución en  su parte administrativa, en el  mantenimiento,  avituallamiento y la seguridad. Que sería el INEM sin ellos sin su esfuerzo cotidiano.
Y no podía faltar El club deportivo que construye tejido inemita a través del deporte y nos hace reconocer en nuestra condición humana como  sujetos.  En los tres años que llevo en él, he experimentado pero sobre todo observado, que a través las  justas deportivas, queda aún lado el epíteto de profe, administrativo o de servicios generales, para encontramos con lo humano de nuestros actos, lo humano de nuestros sentimientos  y reconocernos como inemitas, no por las funciones sino porque al fin y acabo habitamos y convivimos en un mismo espacio.
La segunda el colegio y sus instalaciones. Con orgullo se ha de decir que el INEM es uno de los colegios más grandes de Villavicencio, es un mega colegio dotado con toda una serie de equipamientos que posibilitan la construcción de saberes y el esparcimiento de su gente, en su interior se respira deporte  (a pesar de que sus instalaciones estén pasando por un mal momento) y lo mágico de su campus es que los estudiantes  y demás estamentos tiene espacio para la libre circulación proyectando autonomía y libertad bajo el manto de la responsabilidad.
 La tercera  es la excelencia educativa
Más allá de los resultados del ICFES, el INEM es una institución que educa para la vida, sus modalidades posibilitan que los estudiantes escojan un área del saber de acuerdo a su gusto, sus habilidades y sus perspectivas a futuro. Que le facilitaran adquirir unos saberes con el cual podrán desenvolverse al  graduarse de la institución
 Los aprendizajes que se imparte en  sus aulas son de un calidad  inimaginable y ni medible, son aprendizajes que proyecta sujetos para la vida con mentalidad critica reflexiva y propositiva. Y además en sus claustros la academia se culturiza y trasciende los escenarios típicos  del saber para construir metáforas culturales que posibilitan la inhibición y el descubrimiento de talentos más allá de la física, la química  la biología o las humanidades  para encontrarlos en el canto, la danza, el teatro entre otros.
Por ultimo sobre decir que el INEM es una academia por donde circula el libre pensamiento, se posibilita  la creatividad  en la didáctica y el ambiente pedagógico, pero sobre todo donde sobresale la autonomía con responsabilidad, que es el motor que enciende la voluntad de su gente y construye la sinergia necesaria para que funcione cabalmente.
El colegio INEM hay que decirlo en tono alto es patrimonio histórico de la ciudad, su campus es testigo de la formación durante  cuarenta años  de   miles de estudiantes que pasaron por él.
Desde acá saludo a Lázaro un  ejemplo digno de trasparencia pública en la administración educativa.
Y un abrazo a todos los estudiantes, a los profesores, administrativos y servicios generales.
 Les  deseo INEM para rato.
PD: Hoy aunque no esté en sus claustros aportando conocimientos, con orgullo también sabré decir que llevo al INEM en mi corazón.

Diego Andrés Díaz Jaramillo

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