AYER PERDIMOS Y PODEMOS SEGUIR PERDIENDO
Los pescadores de San Andrés y
los cayos a su alrededor ya no podrán dedicarse a su noble oficio como lo hacían antes. El día 19 de noviembre
del 2012, el mar al que se adentraban antes de que apareciera el sol en el
horizonte y del cual obtenían su sustento
diario, cambio su extensión para ser parte de Nicaragua. La noticia nos consternó
a los colombianos que impotentes escuchábamos y mirábamos las noticias en vivo
de la resolución de la haya, recordando cómo una vez más en la historia nacional, se perdía
territorio patrio.
Primero fue el desmembramiento de
la recién creada e independiente Nueva Granada
por el año 1830, que por los apetitos de autonomía de las elites
regionales que forjaron la independencia; desemboco en lo que hoy es
Colombia Venezuela y Ecuador. Luego vendría la separación de Panamá auspiciada
y fraguada por los Estados Unidos en el calor de la guerra de los mil días
entre liberales y conservadores en 1903. Para sumársele la expoliación de gran parte del trapecio amazónico en el conflicto
colombo peruano de 1932, que termino con el tratado de Salomón-Lozano extirpando del territorio
nacional una parte de la amazonia; culminando con la entrega en 1952 por el
presidente Roberto Urdaneta Arbeláez del
archipiélago de los Monjes en aguas marítimas de la península de la Guajira.
Pareciera que en nuestra corta
historia de vida nacional el desmembramiento del territorio fuera una constante
auspiciado por intereses que se traducen
en la búsqueda del otrora Espacio
vital para garantizar acceso a recursos naturales. Ayer fue el mar de los isleños, de los pescadores caribeños, de los sanandresanos,
de los colombianos. Hoy se propone desacatar el fallo de la corte, mientras se
examinan posibles salidas. Tenemos la filosofía de Maturana: “perder es ganar”.
Ojala a futuro no tengamos que
lamentarnos por las concesiones hechas a las multinacionales y las potencias
que andan detrás de tierras estratégicas en Colombia (Para muestra un botón nuestros
llanos orientales). Estamos a tiempo de evitar la balcanización del país.
Ojala que esa indignación y
clamor que retumbo por todos los rincones de la geografía nacional ante la pérdida
de mar; también mire hacia adentro del
territorio continental de esta
Chichombia que se la están feriando con el beneplácito de unos pocos, pero sobre todo con el silencio
elocuente de todos.
Pd. Ojala nuestros gobernantes al igual que los Nicaragüenses
tramitemos reclamemos y exijamos la devolución de Panamá, y parte del trapecio amazónico
que se perdió.
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